Nuestro sueño como padres y entrenadores debe ser la formación de nuestros hijos y atletas a través del deporte.
En innumerables ocasiones se ha hablado del interesante triangulo que forman entrenadores, familia del jugador y el propio deportista. Evidentemente para intentar comprender el comportamiento de cada una de ellas necesitamos contextualizar por una parte el deporte en cuestión y por otra los distintos y especiales roles que ocupamos cada uno de nosotros.
Cuando me decidí a abordar esta cuestión, intente recopilar información de todas las partes, converse con algunos jugadores de varios niveles, con competidores mas noveles, padres de jugadores, compañeros entrenadores, managers de tenistas profesionales, coaches y psicólogos del deporte. También intente recordar y repase ponencias a las que asistí, o pude obtener a través de las distintas organizaciones tenísticas, algunas de ellas verdaderamente resultaron mas que interesantes y reveladoras. También navegue por Internet por asociaciones que nos ofrecen información al respecto como la Federación Internacional de Tenis y la Real Federación de Tenis de España, intentando no dejar nada al azar y poder ser lo mas honesto e imparcial posible con esta cuestión tan peculiar.
Mi experiencia con jugadores y familias de jugadores de competición durante mas de 20 años me ha ayudado a ser cada día mucho mas comprensivo y desde luego comunicativo y tolerante.Pese a algunas opiniones, creo firmemente que el no haber tenido la suerte de entrenar algún TOP TEN no implica en ningún caso no tener la oportunidad de compartir información y experiencias con todos vosotros. A través de esta publicación es nuestra obligación y nuestro principal compromiso.En el 99% de las ocasiones nuestro trabajo como entrenadores no llega a tan alto nivel competitivo, pero por el contrario nuestra responsabilidad para con nuestros alumnos y jugadores es igual o mayor puesto que en la mayoría de las ocasiones somos los encargados de gestionar lo mas valioso que nos puede ofrecer el niño su tiempo – aunque probablemente nuestros emolumentos sean totalmente diferentes-. a los grandes coaches del circuito profesional.Dicho esto, me gustaría aportar algunos datos que considero determinantes. A lo largo de mi carrera profesional como entrenador he tenido la oportunidad de ampliar mi formación, y desarrollarme como entrenador a través de cursos, congresos, ponencias, charlas, artículos, manuales, viajes a torneos etc que me han permitido actualizarme dándome la oportunidad de compartir y aprender conocimientos con otros entrenadores y especialistas.
También he realizado cursos con profesionales de altísimo nivel así como de psicólogos y docentes de los mejores considerados en estas cuestiones y en la mayoría de las ocasiones me he llevado siempre algo positivo y enriquecedor. Ahora bien he podido comprobar y advertir que en muy pocas ocasiones las familias han podido recibir información que les ayude a entender, tanto este deporte como los comportamientos y actitudes apropiadas a seguir. Estoy completamente seguro que de haber sido así podrían ofrecer a su hijos deportistas y compañeros de viaje entrenadores una mejor adaptación y comprensión. Ni siquiera nos han enseñado a ser padres y el niño no venia con el libro de instrucciones. – Son palabras que he podido escuchar en algunas familias -. Hasta la fecha la formación para padres de deportistas estaba realmente olvidada. Aun en la actualidad existe muy poca información en este sentido.
Por esta razón debe considerarse importante que esta falta de formación en el lado de las familias es un dato objetivo a tener en cuenta para la valoración de los distintos comportamientos y actitudes. Sinceramente que están en considerable desventaja.
Analizemos en primera instancia algunas de las consideraciones dignas de reflexión a los familiares. Una de las principales características de nuestro deporte es el gran protagonismo del error, sin duda convivir con esta difícil y complicada situación no es del agrado de nadie puesto que implica frustración y enojo. Como consecuencia de este enojo se produce la irremediable perdida de lucidez y probable e irremediablemente la derrota.