Tan solo imaginemos en nuestros propios trabajos diarios cometer errores cada 30 segundos,el enojo, cabreo y frustración seria mucho mayor que la de nuestros hijos y tenistas. En una ponencia de Gustavo Luza, que he tenido la oportunidad de presenciar y analizar hay una cuestión que me parece sumamente importante y que merece nuestra reflexión inmediata tanto para nosotros entrenadores como familiares delos deportistas.
Cuando les preguntamos a los niños cual es su objetivo con respecto a su tenis encontramos muchas respuestas diferentes, ser Top 100, ser numero 1 del mundo, estar entre los 10 primeros del ranking, jugar copa Davis, ganar un Grand Slam, ser profesional etc. Es importante respetar y animar incondicionalmente e incluso intentar proveer al niño de todo el soporte necesario para conseguir su sueño. Es bonito soñar, diría mas es imprescindible que nuestros hijos tengan esta libertad y capacidad para generar altas expectativas y persigan su objetivo con la máxima ilusión y la máxima convicción . Ahora bien ,como padres y entrenadores debemos entender y reflexionar para situarnos en un plano real y consecuente, porque todos somos conocedores de la enorme dificultad y la remota probabilidad de que esto se convierta en una realidad.
Nuestro sueño debe ser en mi opinión diferente, debemos soñar con el desarrollo de la vida de nuestros hijos a través del deporte, tener la oportunidad de realizar esta labor es verdaderamente apasionante y sin duda gratificante. La formación a través del tenis nos va a proporcionar deportistas sanos, equilibrados, bien formados , cultos, con manejo de idiomas, luchadores, competitivos, educados, y con toda seguridad les va aportar un estilo de vida diferente y equilibrado.
Me gustaría comentar una experiencia personal que creo interesante para entender y reafirmar esta cuestión. He tenido el orgullo de ser entrenador durante muchos años de una jugadora valenciana, que desde pequeñita estaba situada siempre entre las primeras del ranking en nuestra comunidad , infinidad de torneos, campeonatos de España, torneos itf, e incluso las primeras fases de su etapa profesional con los torneos itf 10.00 WTA. Su sueño evidentemente era ser tenista profesional, sus padres la apoyaron incondicionalmente y creo firmemente que este fue extraordinariamente importante tanto para ella como para mi, pues su positividad y sus ánimos nos ayudaron a los dos a seguir adelante.
Pero llega un momento en la carrera del jugador que debemos analizar fríamente y ser consecuentes con el futuro de nuestros hijos y deportistas y en esta situación observamos que Andrea probablemente estaba demasiado lejos de conseguir su sueño de ser tenista profesional de alto nivel, diversas causas, factores y resultados, comportamientos y actitudes en sus competiciones nos confirmaban este hecho.
Sin embargo, había conseguido forjar un carácter y una actitud que le permitió con un esfuerzo verdaderamente impresionante cumplir absolutamente todos los requisitos para ser fichada por una universidad Americana. Hoy Andrea es feliz, ha conseguido una beca completa en Florida de unos 300.000€, estudia una carrera apasionante y relacionada con el deporte pero lo mas importante, sigue jugando al tenis y compitiendo como numero 1 de su universidad y con un nivel adecuado.
Hoy, tanto sus padres, Andrea y yo nos sentimos recompensados por todo el esfuerzo realizado. El sueño de Andrea que era jugar al tenis sigue latente en ella, y el nuestro como padres y entrenador de proporcionarle una formación a través del deporte esta conseguido.
Crear expectativas reales, es competencia nuestra, marcar los limites de la realidad también, pero que el niño nunca deje de soñar debe ser para nosotros un compromiso.
Que opinamos padres, entrenadores y jugadores sobre esta interacción es un información relevante si queremos mantener una relación fluida, estable y con futuro. A través de la pagina oficial de la ITF, hemos podido constatar algunos datos verdaderamente interesantes, y que ponen de manifiesto la realidad en esta particular relación.
El primer dato que observamos en los antecedentes a esta investigación es que en muchas ocasiones los padres sucumben a el reto emocional que supone la competición de sus vástagos y en los partidos se transforman. Existen varias formas de trasformación curiosas.